La política exterior de Estados Unidos se ha caracterizado por la implementación de doctrinas que a lo largo de la historia han tenido repercusiones en las diversas geografías del mundo y cuyo objetivo ha sido la primacía de este país en el sistema internacional, en este sentido, la tarea que nos ocupa versa sobre el desarrollo que tuvo la Doctrina Nixon en la política exterior estadounidense durante el periodo que corre de 1969 y cuyo fin se da en 1976, teniendo en cuenta que el periodo presidencial de Richard Nixon ya había culminado
Es
cierto que, la experiencia en las relaciones internacionales ha dado cabida a
la explicación teórica de la realidad internacional, de ahí que, los diversos acontecimientos históricos sean
mejor entendidos con teorías e instrumentos de política exterior que dotan de
mayor orden el actuar social, queda claro que las doctrinas han sido mecanismos
estratégicos que guían la política interna y externa de quien las implementa,
lo que permite que las políticas venideras sean perfeccionadas para evitar caer
en errores ya ocurridos, disminuyendo así
los costos de perder. Ante ello ¿Cuál fue el mayor logro de la Doctrina
Nixon? ¿Cuál fue la estrategia a seguir para esta doctrina?
La
Doctrina Nixon, como su nombre lo indica surgió durante la presidencia de
Richard Nixon, periodo caracterizado por las repercusiones del fracaso
estadounidense en la guerra de Vietnam emprendido por su predecesor Lyndon B.
Johnson y que dejó fatales repercusiones
económicas, políticas y sociales para el país, debido a las altas cifras en
cuanto a la pérdida de vidas así como por el desgaste armamentista y militar
que ello significó aunado al rechazo generalizado de la población por la
política emprendida.
La
reiterada contención de la política comunista causo serios conflictos para
Estados Unidos sobre todo en la parte asiática, así que el tiempo de
disminuir las fuertes represiones contra
esa ideología se veía próximo, pues el potencial del gran imperio
estadounidense estaba mermando, claro; de manera relativa, pero eso era
impensable en un contexto bipolar, por tanto había llegado el momento de
establecer relaciones con esas regiones para finalizar con el hostil ambiente
que imperaba durante la Guerra Fría.
“La
doctrina Nixon puede considerarse como una serie de principios estratégicos que
guiaron la aplicación de la fuerza militar estadounidense a partir de la Guerra
de Vietnam. Es decir, representó un nuevo programa diplomático que cubría
diversos elementos. Entre los cuales podemos hacer mención de la contención de
la Unión Soviética, la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y
China, el fortalecimiento de la sociedad entre la nación estadounidense y los
aliados de la OTAN”.[1]
Para
lo cual la estrategia de la Doctrina Nixon se estructuró bajo tres premisas
fundamentales:
1.-
“Respeto por parte de Estados Unidos de todos los compromisos adquiridos en los
tratados.
2.-
Proporcionar un escudo para todos aquellos países libres amenazados por una
potencia nuclear, siempre y cuando se juzgue que aquel Estado tiene un interés
vital o estratégico para Estados Unidos.
3.-
En caso de agresión Estados Unidos proporcionará toda la ayuda necesaria al
Estado agredido, que deberá asumir el peso central en su defensa”.[2]
En primer plano
la política estadounidense buscó reestructurar su política
diplomática hacia el exterior, principalmente con regiones que le
trajeran beneficios, como puede ser el caso latinoamericano con el apoyo que
dio a los golpes de Estado que se llevaron a cabo en el cono sur,
principalmente por los privilegios comerciales que mantenía en esa zona.
Por
otra parte era objetivo de esta política fungir como escudo a las regiones que
se vieran amenazadas por armas nucleares, lo cual significa que asumieron el
rol de país protector para con sus aliados, vigilando muy de cerca la amenaza
que significaba la Unión Soviética y la China comunista en primer lugar, de
esta manera puede notarse la importancia que para Estados Unidos significó
estar armado y ser una potencia militar dominante.
La
tercera visión de la doctrina estaba enfocada a la protección global, en la
cual cuestiones de paz y seguridad tendrían un papel importante a través de la
colaboración no solo del gobierno sino
que se postulaba por una integración, en la cual la población tuviese
injerencia, y en la que el consenso fuese el eje transversal para formular y
guiar la política exterior estadounidense por un mismo camino.
Considerando
que la defensa de la libertad no es solamente un asunto estadounidense, se
propuso “vietnamizar la búsqueda de la paz y las negociaciones que conducirían
a ella”[3] de manera que algunas
regiones como Corea del Norte no vieron bien el hecho de que Estados Unidos
tomara el papel de controlador.
Cabe
señalar que la reorientación diplomática que el presidente Nixon hizo, tuvo una
influencia considerable de Henry Kissinger que en ese entonces se desempeñaba
como consejero en cuestiones de Seguridad Nacional. Kissinger tenía bien
presente que cuestiones que giraban en torno al poder, balanza de poder,
intereses nacionales y la realpolitik tenían gran trascendencia en los asuntos
exteriores. Así esta última enfatiza el rol central del poder como elemento
crucial para determinar las relaciones políticas. De este modo, estos
principios regulativos colaborarían para mantener la estabilidad que hacia
falta después de la Guerra de Vietnam.[4]
Queda
claro que esta doctrina como todas las demás trajo ventajas y desventajas, sin
embargo, uno de los mayores logros que se generaron fue el acercamiento con
China y el hecho de mantener la distención, para que la coexistencia pacífica
con la Unión Soviética comenzara a ser una alternativa en vez de postular por
la contención que tantos conflictos armados había generado.
“Estados
Unidos, merced a su nuevo entendimiento con China y al reconocimiento de
los intereses legítimos de la misma, logró
evitar que la Unión Soviética ocupase el espacio que ellos dejaban en su
progresiva retirada. Entonces se desarrolló por primera vez una estrategia
multipolar asentada sobre equilibrios de poder regionales.
Finalmente
la atracción y el reconocimiento de China demostraron ser un éxito diplomático
incuestionable que permitió la diversificación de la estrategia estadounidense,
redujo los costes de la política de contención y mantuvo una relativa
estabilidad en el Lejano Oriente”[5]
Nixon
advertía “no será fácil, pero Estados Unidos continúa bajo el camino de
responder a las solicitudes de asistencia, de asumir la responsabilidad
primaria para defender a estos países cuando tengan problemas internos o
externos, ellos nunca cuidaran de sí mismos”[6], este fragmento es
evidencia del poder supremo que los estadounidenses se han atribuido durante
toda su historia.
Bajo
el entendido de estos acontecimientos y de la misma doctrina es claro que la
teoría realista brinda una explicación congruente del desarrollo del evento, ya
que Estados Unidos buscó la supremacía de su poder a toda costa entendiendo el
conflicto social existente, de ahí que la seguridad fuese el interés nacional
que motivo el desarrollo de la política estadounidense bajo la premisa del
equilibrio de poder que promovió con el principio de Statu Quo, esta estructura
es claramente realista, además que el estudio de caso se hace en el seno de la
conducta de las grandes potencias de la época hecho que caracteriza a la
teoría.
El
realismo de Hans Morgenthau desarrollado a partir de sus seis principios proporciona
un acercamiento hacia el desarrollo de la política exterior estadounidense, la cual
ha sido formulada por actores políticos que persiguen un interés nacional y que
en la mayoría de las ocasiones ha sido definido en términos de poder, por lo que
no existen juicios morales, ya que todo se desarrolla a partir de la objetividad
y racionalidad en la toma de decisiones, lo cual se traslada al ámbito practico
con la Doctrina Nixon pues se postuló por el establecimiento de relaciones con China
antes que continuar con el conflicto, en este sentido queda claro que “la política
y la sociedad se rigen por leyes que tienen raíces en la naturaleza humana que es
inmutable”.[7]
[1]Autor
desconocido, “Doctrinas de política exterior contemporáneas,”(citado el 27 de febrero de 2012): disponible en http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lri/sanchez_r_rh/capitulo2.pdf
[2]
Tovar, Juan, “¿Entre la teoría y la práctica?
cuatro momentos de la doctrina en la política exterior estadounidense,”(citada
el 5 de febrero de 2012): disponible en http://www.aecpa.es/uploads/files/modules/congress/10/papers/89.pdf
[3] Tovar,
“¿Entre la teoría y la practica?,” 6.
[4]
Henry Kissinger, “American Foreign Policy,” (New York: W. W. Norton &
Company, 1974), 187, citado por Autor desconocido, “Doctrinas de política
exterior contemporáneas,”(citado el 27
de febrero de 2012): disponible en http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lri/sanchez_r_rh/capitulo2.pdf
[5]Tovar,
“¿Entre la teoría y la practica?,” 8.
[6]Thomas Patterson, Major problems in American
Foreign Relations (New York: Houghton Mifflin Company, 1992).
[7] Morgenthau
Hans, Política entre las naciones: La Lucha por el poder y la paz (Buenos Aires:
Grupo Editor Latinoamericano, 1986).
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